jueves, 17 de marzo de 2016

Luchino Visconti

El 17 de Marzo de 1976 fallece Luchino Visconti “padre” del neorrealismo a causa de una afección cardíaca







“El trabajo del actor para Visconti es muy simple. La relación es aún más simple; Tenemos que hacer exactamente lo que dice. Visconti piensa que el actor es una herramienta, aquí. Y es justo, estoy de acuerdo, debería ser una herramienta, impulsada por un director.” (Massimo Girotti)


Visconti pertenecía a una importante familia de la aristocracia milanesa más tradicional, y su educación se produjo bajo este huella. 


Más tarde empezó a frecuentar los salones culturales de Roma y Paris que le pondrían en contacto con una cultura elitista, muy años 30, y cuyos máximos oponentes, en cuanto a proximidad e influencias, seria Jean Cocteau, Serge LIfar y Coco Chanel. Esta influencia –así como la más directa de Jean Renoir, de quien fue ayudante de dirección- pueden hacer pensar que fue un vástago de la modernidad.



Sin embargo, una única novela escrita por él, hacen pensar en un joven que, más allá, de las inquietudes de su tiempo estaba profundamente influido por la literatura italiana de carácter más realista, como demostraría años después al colocar en su film La terra Trema.

En el polo opuesto, aparece el Visconti marxista, un hombre profundamente influido y vinculado a todas las polémicas de signo político-cultural que aquella ideología desencadenaría en la Italia de la Ocupación, y que llenarían toda la postguerra. Cabe recordar, que Visconti participo activamente en la resistencia y fue encarcelado por ello.




El discurso de la realidad, discurso básico del neorrealismo, aparece en el primer Visconti con tintes mucho más precisos que en otros autores.  Su primer pronunciamiento en 1942 en el film Ossessione que según algunos, permitió a Antoni Pietrangeli acuñar por primera vez el termino <<neorrealismo>>


En realidad Visconti era más un director de ópera que esporádicamente se interesaba por el cine. Tanto en La Terra Trema (1948) como en Bellissima (1951) sigue dentro del más puro neorrealismo. Comienza aparatarse con Senso (1954), donde queda muy marcado su tono operístico. Tras la teatral Noches Blancas (1957), que rodo en decorados, realiza sus obras maestras: el melodrama Rocco y Sus Hermanos (1960) y la espectacular El Gatopardo (1963).


Después de las ambiciosas Sandra (1969) y  El Extranjero (1957), sobre la obra de Albert Camus, realiza la trilogía integrada por La Caída de los dioses (1969), Muerte en Venecia (1971) y Ludwig (1973), que le dan gran fama internacional, pero que para algunos críticos son lo peor de su obra. Inmovilizado en una silla de ruedas por la trombosis cerebral, con Confidencias (1974) vuelve a su más reposado y mejor estilo. Por desgracia muere antes de acabar El Inocente (1976)






ANÉCDOTA:


Luchino Visconti  era un perfeccionista exasperante. Si algo no había sido colocado conforme a su gusto, simplemente se declaraba en huelga. 


Burt Lancaster recuerda llegar con el director a un pueblo siciliano, durante el rodaje de El Gatopardo (1963), cuando Visconti vio que algunas casas tenían antenas de televisión. A pesar de que podía haber filmado sin que se vieran, ordeno a su director artístico que las quitara todas.
“Cuando no estén, filmaremos. Me encontrara en mi hotel”, dijo.


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